miércoles, 23 de diciembre de 2009

¿Por qué?

Hay preguntas que nos superan. A las que tal vez jamás podamos encontrar una respuesta. Dichos cuestionamientos nos persiguen a lo largo de toda nuestra existencia. Nos movilizan, nos hacen actuar, nos ponen frente a un espejo y reflexionamos sobre nosotros mismos y nuestro entorno. ¿A dónde vamos? ¿De dónde venimos? ¿Tiene sentido la vida? Cuestionamientos considerados universales que nos persiguen. Estas preguntas ponen nuestras manos en acción. Nuestro guía bajó las manos al asunto, olfateó la situación y se preguntó:
¿Por qué me huele la verga a cebolla?
Esta pregunta, realizada por el filósofo etílico durante una cruda, nos devuelve a lo fundamental de nuestro ser. Sin embargo, al revisar la situación en diversas oportunidades abre la puerta para encontrar lo mutable de nuestra realidad. Porque no siempre el olor es el mismo, bien puede oler a tocino o garbanzo, y en el mejor de los casos permanece neutral gracias al baño. Pero, ¿por qué le huele la verga a cebolla? Tal vez nunca lo sabremos.

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